miércoles, 12 de enero de 2011

De la importancia de la poesía

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Un día en diciembre, encontré un librito titulado Why poetry matters? (¿Por qué tiene importancia la poesía?). Me encantó desde que lo hojée en la librería; lo traje a casa y lo degusté. Luego lo regalé a una amiga. Traduzco un pasaje que me gustó especialmente.
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Para la mayoría de la gente, la poesía no tiene gran importancia. La mayoría de nosotros no escribimos ni leemos poesía. Vivimos en una cultura ruidosa, con televisores estridentes en nuestras salas de estar, con revistas y audífonos que descargan una cantidad impresionante de basura en la cabeza de millones de individuos en el metro y en las calles del planeta. Casi no contamos con espacios para reflexionar, con espacios en donde sea posible escuchar la sosegada y pequeña voz de la poesía.
Poesía. Como aquella que leemos pausadamente para nosotros mismos.
Durante casi 40 años, he comenzado cada día con un libro de poemas mientras tomo la primera taza de té del desayuno. Me parecería difícil de vivir un día tras otro sin estos poemas a los que vuelvo una y otra vez, pues la poesía solo puede releerse. El lenguaje poético, si se absorbe correctamente, se vuelve parte de nuestro propio vocabulario, de nuestra forma de andar por el mundo. La poesía es importante y sin ella solo podríamos vivir parcialmente.
Los patrones regulares de la poesía nos ayudan a organizar nuestros pensamientos y a recordar lo que da sentido a nuestra vida. La poesía ofrece una verdad simbólica que no es posible comprobar con métodos convencionales. La verdad poética es muy diferente de la verdad científica o filosófica. Al leer un poema, “sabemos” si significa algo o no. La verdad de un poema emerge de éste y resuena en nosotros mismos. El poema también es un laberinto. Viajamos a través de él, de principio a fin, desplazándonos por el espacio que abarca.
La poesía es importante porque da sustancia a nuestra vida y llega a conviertirse en algo más que la simple expresión de una experiencia. Es profunda y duradera de muchas maneras distintas. Pero sobre todo, la poesía nos permite vernos a nosotros mismos con frescura y profundidad. La poesía vuelve visible el mundo invisible.
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Why Poetry Matters?
Jay Parini
2008, Yale University Press.

lunes, 3 de enero de 2011

Metamorfosis

cambios

No, no las de Ovidio ni la de Kafka, sino las que sufrimos todos cada día en el curso de nuestra vida. Me levanto, me miro al espejo el primer día del año y descubro con asombro que no soy la misma que fui hasta hace muy poco. Las primeras arrugas y las primeras canas han hecho su aparición y van cambiando mi fisonomía. El cambio también abarca mis gustos (disfruto más ahora la viola de gamba de Jordi Savall que una rola de Morrissey), mis convicciones y mi visión de la vida (que se ha vuelto más optimista con el paso del tiempo, o tal vez mis expectativas se han vuelto más realistas). Me pregunto si lo que me ha cambiado ha sido el tiempo, el haberme ido lejos de lo que era famiiar, o una mezcla de ambos.

A lo largo de nuestra vida somos una serie de personas diferentes. Recuerdo con afecto a la adolescente que fui, absorta en su mundo de libros y de música y aún ahora reconozco algo de ella en mí. Pienso en la joven viajera que empezó a descubrir el mundo en los años 90; pienso en sus ganas de “aprehender” todo, de conocer otras formas de vivir. La celebro cada vez que regreso a un lugar que ella vio por primera vez o cuando como algo que un día ella probó por primera vez. Pienso también en la maestra de francés que llegó a Suiza y tuvo que reaprender otras reglas y otras costumbres hasta que un día las consideró normales.

Cambiamos; cambiamos imperceptiblemente cada día. Pese que mi signo -capricornio- me hace renuente al cambio, compruebo cada vez más que los cambios son positivos y nos permiten evolucionar.

Hablando estos días con amigos cercanos, me he dado cuenta de que ellos también han cambiado, de que los animan otros sueños, de que persiguen otras metas. Algunos han cambiado radicalmente de forma de pensar. Solia creer que mis amigos seguían siendo aquellos que deje de ver hace años, y sin embargo, en todos se han operado metamorfosis. El desafío consiste –pienso- en seguir encontrando terreno en común pese a los cambios, en recordar quiénes fuimos sin temer a los cambios, que nos permitirán llegar a ser lo que aspiramos ser.