jueves, 21 de abril de 2011

To kindle or not to kindle

IMG_5090Hace unas semanas sucumbí por fin al lector electrónico, un Kindle de Amazon. Había estado dudando si interesarme o no por este nuevo modo de lectura, cuando la ocasión se presentó: una pareja de amigos lo adquirieron recientemente y nos lo mostraron entusiastas. Luego, gracias a ellos conseguí el mío. Me sorprendió su ligereza y su facilidad de utilización, así como lo transportable que resulta (tiene el tamaño de media hoja tamaño carta), ideal para viajar con una buena provisión de libros y ya no tener que elegir 2 o 3 para llevarse de vacaciones, sino llevarse 10, 50 o los que se quiera. El aparato, además de compacto y liviano, se manipula muy fácilmente. Leer en él resulta muy cómodo para la vista, pues la pantalla es opaca y no emite luz, contrariamente a la de una computadora o una tableta, llenas de enlaces y de imágenes o que distraen la atención del texto. El Kindle es un soporte para leer textos y escuchar audiolibros. Para quienes les gusta leer escuchando música, el aparato permite agregar archivos mp3; yo prefiero leer en silencio. 

He estado experimentando con las diferentes funciones, todas muy sencillas. El Kindle fue creado para leer textos, no para reproducir imágenes a color ni videos ni navegar por la red. Está diseñado para un lector cuyo sueño es poder llevar consigo su biblioteca a donde quiera. Desde la página de Amazon.com es posible descargar extractos gratis de los libros que a uno le apetece leer, y decidir más tarde comprarlos o no. 

Se accede a la tienda Amazon directamente desde el aparato, que cuenta con una conexión internet inalámbrica. Lo que me ha asombrado mucho es la instantaneidad de la cosa: basta pulsar unos cuantos botones para elegir el libro entre los cientos de miles que se encuentran disponibles (por ahora, el 99% en inglés, aunque empiezan a surgir opciones de librerías virtuales en otros idiomas), descargarlo, esperar unos segundos para empezar a leer. No todo es agradable en el Kindle; también me llena un terrible sentimiento de culpa cuando pienso que al utilizarlo fomento la desaparición de mis lugares preferidos: las librerías. Cuestión compleja y ética ésta. Un verdadero dilema ante la inminencia de este nuevo modo de leer libros. Para mí, el libro –el real- no está obsoleto ni lo estará aún durante mucho tiempo. Ni siquiera estoy de acuerdo con llamar “libro electrónico” a un lector electrónico. Eso sí, el atractivo principal del Kindle es que nos ha puesto la borgiana biblioteca de Babel a unos clics de distancia.

lunes, 11 de abril de 2011

Cambiar lo cotidiano

SPRING

Me basta con introducir un pequeño cambio en mi rutina diaria, como pasar por otra calle en vez de la que tomo siempre, participar en un café filosófico un martes en la noche, visitar una galería de arte, probar una nueva receta de cocina, sentarme unos minutos en una banca del parque y observar los árboles, para que todo me parezca nuevo. La sensación de posibilidad no es permanente; se desvanece, pero vuelve en otro momento y me sorprende siempre, como todo lo efímero. Eso es lo placentero. Hacer pequeñas alteraciones en mis hábitos –que son como un par de zapatos cómodos- me permite experimentar ese sentimiento de novedad y ver el mundo con ojos frescos. Lo mejor de todo es que estos cambios, por ser tan pequeños, están disponibles en cualquier momento, solo tengo que ir a buscarlos.