jueves, 1 de noviembre de 2012

Memento


Dia de muertos
Día de todas las almas
¿A dónde fue la tuya? 

Tarde lluviosa y fría de noviembre. Hoy todo el día he pensado en personas queridas que he perdido a lo largo de mi vida: mamá, que se fue tan pronto; mis tres tías, a las que quise como a segundas madres y  que me quisieron como a una hija. Pienso también en Huguette y en Sabine, dos amigas entrañables que no volveré a ver. 
Todas ellas moldearon mi vida de varias maneras
 A veces me parece insoportable la idea de que con cada día que pasa estoy más lejos de la última vez que estuvimos juntas. Sin embargo, me digo que el tiempo deja de tener significado cuando muere alguien que queremos. Me viene a la mente un gesto de cada una, pienso en lo que me dieron, en lo que me enseñaron y siento una gratitud inmensa de haberlas tenido en mi vida.

Abro la libreta de viajes de mamá, cuyas páginas al cabo de los años se han vuelto amarillentas, pero que me hace sentir bien de manera instantánea, me reconfortan porque son una prueba tangible de quién fue, de lo que la apasionaba -los viajes, los idiomas, los encuentros-. Me conmuevo leyendo sus impresiones sobre las ciudades extranjeras que tanto la atraían; veo su escritura manuscrita, las correcciones en las páginas. Es algo tan íntimo leer sus reflexiones y entrar en su mundo gracias a los escritos que dejó. 

Cómo me habría gustado que hubieras conocido mi vida y la persona que soy ahora, tan parecida a ti -me gustaría poder decirle- que volviéramos juntas, como en otra época, a tu "querida Europa", que me siguieras enseñando muchas cosas y compartiendo conmigo tus entusiasmos. 

"De nuevo cruzo el mar infinito de la ausencia en una nave de Iberia, atravesando el Atlántico rumbo a  Europa, mi querida y soñada Europa; y esta vez, comparto esta maravillosa sensación con mi hija amada, a quien observo constantemente para descubrir en ella las impresiones que cada instante del tiempo de vuelo se reflejan en su rostro, descubro alegría, ansiedad y los mismos sentimientos indefinibles que nos hacen estar unidas para siempre en espíritu y en pensamiento".
                                                                            
; adorada Titi. La muerte fusiona las almas en una sola. Las nuestras, la tuya y la mía, seguirán unidas por siempre en el espacio y en el tiempo
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viernes, 26 de octubre de 2012

Viernes

Después de una semana de mucho trabajo, cómo disfruto pasar la tarde de viernes en casa, al abrigo del frío que ya está haciendo, con mis revistas favoritas: Philosophie, Books Magazine, Magazine Littéraire y The Times Literary Supplement. 



lunes, 17 de septiembre de 2012

Nuevos comienzos

Hoy empieza un nuevo año académico en el que por primera vez después de largo tiempo estaré del otro lado en el salón de clase; no como estudiante, sino como docente, como lo fui alguna vez. Es un nuevo reto que además de entusiasmarme, me hace revivir mi antigua vida, aquella anterior a mi vida en Suiza.

El mundo ha cambiado desde la última vez que estuve frente a un grupo de estudiantes; yo misma he cambiado. El contexto y las personas son distintos. Hasta hace muy poco resultaba inimaginable que un traductor tuviera acceso instantáneo a glosarios, bancos terminológicos de instituciones de todo el planeta, o que, en clase, los estudiantes, pudiesen buscar y verificar lo que acababa de decir el profesor mediante una tableta conectada a internet. En nuestra época hiperinformatizada en la que la información se encuentra a un clic de distancia, me parece que la labor del docente será quizá menos la de impartir conocimientos que ayudar al alumno a estructurar y a jerarquizar estos; enseñarlo a contextualizar ese cúmulo de información.
Mis alumnos serán nativos digitales. Yo, inmigrante digital. Interesante cambio de perspectiva que en unos días tendré oportunidad de descubrir.

martes, 12 de junio de 2012

Los días más largos del año


Estos días de junio, en que anochece después de las diez, todo se vuelve más ligero y lleno de encanto estival, gracias a los días de sol, al aire fresco y al buen humor ambiente, que nos contagia. Las letras de esa vieja canción de jazz “Summertime and the living is easy” cobran completo sentido. Nada resulta tan reconfortante estos días como un día de campo en el parque, frente al lago, o una caminata a la orilla del río. Estos días me siento afortunada de estar aquí, de compartir el diario viaje con Dom -mi alma gemela-, de poder apreciar plenamente cada momento, y de que, después de tantos años de esfuerzos, empecemos por fin a sentirnos en equilibrio y en casa. 

sábado, 25 de febrero de 2012

Ésta es Ginebra



Lista no exhaustiva de lo que significa vivir en Ginebra:

Vivir en una ciudad multicultural en donde el 40% de los habitantes son extranjeros. 

  • Subirse al tranvía y oír conversaciones en: francés, italiano, alemán, español, inglés, turco, ruso, árabe, portugués, entre muchos otros, como si fuera lo más normal del mundo.
  • Como corolario de lo anterior, tener la suerte de conocer personas de orígenes muy diversos. Además de suizos, tenemos amigos latinoamoericanos, españoles, kurdos, argelinos, chinos, italianos, indios, búlgaros, estadounidenses, británicos, etc.
  • En Ginebra hay restaurantes afganos, peruanos, mexicanos, argentinos, eritrianos (debo confesar que nunca oí hablar de esta nacionalidad hasta que vine a vivir aquí), turcos, tailandeses, vietnamitas, marroquíes, australianos y un largo etcétera.
  • Aprender a desarrollar sensibilidad intercultural y mostrarse abierto para poder interactuar con gente de cultura a veces radicalmente diferente a la de uno.
  • Que los domingos las tiendas estén cerradas, pues cada vez se ha sometido la cuestión a votación por referéndum, el pueblo siempre se ha querido que el domingo sea un día para descasar tanto del trabajo como del consumo.
  • Mostrar consideración hacia los demás y no hacer ruido antes de las 8 de la mañana ni después de las 10 de la noche.
  • Vivir rodeada de agua: un lago y dos ríos.
  • Pagar el alquiler más caro del mundo (creo que sólo superado por Tokio).
  • Poder llevarse a casa –alquilado- un piano o el cuadro del que nos enamoramos en una galeria.
  • Desayunar temprano, comer entre las 12 y las 2 de la tarde y cenar entre las 7 y las 8 de la noche.
  • Comprar libros de segunda mano por poquísimo dinero, actuales y en muy buen estado gracias a Caritas y a Emmaus, asociaciones caritativas sumamente activas en toda Suiza.
  • Esperar la primavera y los primeros rayos de sol con impaciencia, tras los largos inviernos (sobre todo el de este año, tardío, pero gélido).
  • Saber que coexisten una población arraigada en la ciudad y una población flotante, de paso, funcionarios de alguna de las muchas organizaciones internacionales que tienen sede aquí. Ambas poblaciones llevan existencias paralelas, sin conocerse. 
  • Vivir en una ciudad en donde las mascotas (perros y gatos) son consideradas ciudadanos de primera clase que entran con su dueño a tiendas y restaurantes y que pagan medio boleto en el tren y en los transportes públicos.
  • Acostumbrarse al hecho de que la carne de caballo se considere de lo más normal y haya carnicerías especiales llamadas “Chevaline” (cheval, en francés, significa caballo). Nunca he podido comer esta carne por razones éticas (y culturales: en México no comemos caballo, pero sí res, pollo, cerdo); lo que me parece raro es que los suizos consideran escandaloso que los chinos coman perro. 
  • Que en los supermercados no existan los tamaños "familiares" de productos, sino que, por el contrario, que muchos artículos estén concebidos para una sola persona.
Vista de la ciudad y del Lago Leman.

martes, 31 de enero de 2012

Un día de nieve

Se va enero. Llega la nieve. Esta mañana, al despertar y asomarnos por la ventana vimos que había nevado durante la noche y todo se había vuelto blanco. Lo sabíamos incluso sin habernos levantado aún, pues con la nieve todo se vuelve silencioso, los rumores de la calle llegan amortiguados y la ciudad está más callada que nunca.
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Aunque me gusta la nieve, no dejo de sentir cierta inquietud cuando llega. Seguramente porque el invierno no forma parte de mi cultura y siempre –aunque lo disfrute tanto- me será ajeno. Aunque estéticamente la nieve es muy atractiva, en la vida cotidiana representa un inconveniente; para salir a la calle hay que ponerse botas especiales, además de vestirse con varias capas de ropa (el secreto para guardar el calor del cuerpo y no pasar frío). Todo se vuelve más lento. Una se pregunta si seguirá nevando todo el día o toda la semana. Habrá que tomar en cuenta el factor nieve para todas las actividades fuera.
Un día de nieve nos da una buena razón para quedarnos en casa, al abrigo y para cocinar algo reconfortante que nos haga sentir bien; "comfort food", como dicen en inglés. Esta mañana, avena caliente con una pizca de canela. Después, una tetera de mi té favorito, y pasaré la mañana leyendo en mi silllón.
En días de invierno como éste, en que del cielo cargado de nieve no dejan de caer copos y que con la temperatura exterior no apetece salir, qué placer quedarse en casa, con una tetera de té calientito, un buen libro, y los pies enfundados en calcetines gruesos.
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