domingo, 25 de agosto de 2013

De regreso

Sin notarlo, los días y las semanas en  que no he publicado entradas nuevas se convirtieron en meses. De algún modo –me digo para consolarme-, eso quiere decir que la vida me mantiene activa y ocupada. Sin embargo, muchas de las experiencias, lugares y descubrimientos que me van enriqueciendo cada día y sobre los que quisiera escribir nunca llegan al teclado. La lección que aprendo es que no hay pretexto para dejar de hacer las cosas que más disfrutamos. Va una disculpa por esta larga ausencia y me propongo retomar la escritura y publicar posts con más regularidad.
En todas estas semanas y meses, hicimos algunos viajes (a Estocolmo en primavera y en junio me escapé yo sola a la feria del libro de Madrid, un viejo sueño que por fin pude realizar). Seguí con las clases y las traducciones, sintiéndome muy afortunada de disfrutar tanto mi trabajo. 
Después de una larga primavera lluviosa y fría, llegó por fin un espléndido verano que nos hizo recuperar el buen humor y nos aligeró el ánimo: volvieron los picnics en el parque, las parrilladas entre amigos,  las  caminatas en la naturaleza, los largos días en que el sol se pone muy tarde… y ¡las vacaciones!

Tuve un reencuentro muy emotivo con amigas entrañables de infancia y adolescencia con quienes volví a vivir momentos maravillosos. Estuvimos en los Países Bajos (la región de Róterdam, La Haya, Delft, Ámsterdam). Tenía muchos años sin ir y volvió a gustarme mucho el ambiente relajado que se respira y el arte callejero que se ve por todas partes. 
En Ámsterdam, Dom y yo descubrimos infinidad de cafés muy  agradables y la tienda de música Concerto Koffie, una verdadera caverna de Alí Babá para todo melómano: CD nuevos y usados de rock, jazz, world  music, clásica, funk, y un largo etcétéra. 

Concerto (café y música), Ámsterdam
Siguió Bruselas, cuyos “highlights” fueron la visita del Museo de la Bande dessinée (género muy popular en el mundo de habla francesa. Traducirlo como "cómic" resultaría inexacto. Escribiré sobre este museo en una futura entrega), así como el Museo Magritte y del Museo de Bellas Artes, en donde nos dimos un festín con los cuadros de Brueghel y El Bosco. 
Finalmente, París, con entrañables amigas también.
¡Ah, París! 
París nos sorprende siempre con algo nuevo. Esa vez, con la magnífica retrospectiva de Roy Litchenstein en el Centro Pompidou. Pienso que una buena exposición no solo debe mostrar las obras de un artista, sino hacernos entrar en su universo, enseñarnos a apreciar su obra. Esta retrospectiva en el Pompidou es muy didáctica y logra su cometido: uno sale de ella con una comprensión nueva y muy completa de la obra de Litchtenstein. 
 Por lo que que este verano estuvo lleno de arte.

De regreso a casa, con las pilas recargadas y el ánimo renovado, nos preparamos para  la “rentrée”, como llamamos en francés al regreso a las actividades después del verano (no solo los alumnos y maestros hacen una pausa: toda la sociedad disminuye  el ritmo y se trabaja menos).
Bueno, pues sigo aquí. Este espacio sigue estando lleno de lo que me interesa y quisiera compartir. Últimamente me ha conmovido recibir varias cartas de lectores que me preguntaban si había dejado de publicar en el blog. "Desde Ginebra" sigue vigente y haré lo posible por no dejar pasar tanto tiempo sin publicar algo. Gracias por leerme y por hacerme sentir que estos textos, lanzados como mensajes al ciberocéano, llegan a interesar, incluso a inspirar a algunos de ustedes. No hay mejor recompensa que la de saber que tus palabras resuenan en alguien más.
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Concerto- Ámsterdam     
Utrechtsestraat 60, Ámsetrdam, Países Bajos.